Mercado público requiere modelos de Compliance en postulantes para asegurar la transparencia y la ética
En un esfuerzo por reforzar la transparencia y la ética en las contrataciones públicas, la Contraloría General de la República (CGR) ha implementado una medida que requiere a los proveedores contar con un modelo de integridad para poder participar en las licitaciones públicas. Este requisito, subraya la importancia de una cultura organizacional basada en principios éticos y de cumplimiento.
Al igual que Pepe Grillo, la conciencia de Pinocho en la clásica historia de Carlo Collodi, que guía y aconseja a Pinocho en su viaje hacia la rectitud, el compliance actúa como la conciencia moral de las Empresas, orientándolas hacia prácticas éticas y legales.
En esta línea, un modelo de integridad es mucho más que un simple código de ética; es un sistema integral de compliance que incluye políticas, procedimientos y controles diseñados para prevenir, detectar y remediar actos de corrupción y otras irregularidades. Para que un programa de compliance sea efectivo, debe abarcar varios componentes críticos. Al igual que Pepe Grillo, que está siempre presente para ofrecer consejos y advertencias a Pinocho, el compliance debe estar integrado en todos los niveles de la organización. Esto incluye desde la alta dirección, que debe liderar con el ejemplo y apoyar activamente las políticas de compliance, hasta los miembros de todas las áreas, quienes deben estar constantemente capacitados y conscientes de las normativas y principios éticos que deben seguir, el Plan de capacitación juega un papel fundamental, asegurando que comprendan y apliquen las políticas de compliance en su quehacer diario.
La evaluación continua es esencial, proporcionando mecanismos para supervisar el cumplimiento y realizar revisiones internas que identifiquen posibles fallos o áreas de mejora. Los canales de denuncia anonimos y confidenciales permiten a los empleados reportar irregularidades sin temor a represalias. De esta manera, el compliance no solo actúa como un consejero moral, sino también como un guardián que mantiene a la empresa en el camino correcto hacia el éxito sostenible y ético.
Adicional a lo anterior y de acuerdo con el Artículo 33 de la Ley de Delitos Económicos y atentados contra el medioambiente, si una empresa o persona es condenada por no tener un modelo de compliance adecuado, no podrá firmar contratos con ninguna entidad estatal ni con empresas donde el Estado tenga participación. Además, cualquier contrato vigente se anula automáticamente en caso de condena. Esta medida también afecta a otras empresas relacionadas donde el condenado tenga algún tipo de participación.
La inhabilitación no solo impide nuevas contrataciones, sino que también cancela de inmediato los contratos existentes en el momento de la condena. Si la inhabilitación se aplica a una persona natural, ninguna entidad en la que esta persona tenga una participación significativa podrá contratar con el Estado mientras mantenga esa participación.
En resumen, la implementación de modelos de Compliance para poder participar en las licitaciones públicas representa un importante avance hacia la transparencia y la probidad en las transacciones entre el Estado y el sector privado. Esta medida no solo reduce los riesgos de corrupción, sino que también fomenta una cultura de ética y responsabilidad, beneficiando a toda la sociedad. Las empresas que deseen participar en las licitaciones públicas deben estar preparadas para demostrar su compromiso con la integridad mediante la implementación de programas de compliance sólidos y efectivos, asegurando que la ética no solo esté escrita en un código, sino que sea parte integral de su cultura organizacional. Así como Pepe Grillo ayudó a Pinocho a convertirse en un ser recto y honesto, el compliance ayuda a las empresas a operar con integridad, promoviendo una cultura de responsabilidad y ética que beneficia no solo a la organización, sino también a la sociedad en general.
José Ignacio Camus M.
Founder Partner
Admiral Compliance